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LOS MEJORES MOMENTOS DE ESTE VIAJE
Viaja por el Mekong con Tito Vivas
Explora todos los rincones de Angkor Wat
Remonta un tramo del río Mekong
Prueba el tradicional whiskey de arroz
Laos - Camboya
LA EXPEDICIÓN FRANCESA AL MEKONG
Una ruta por Laos y Camboya tras la estela de los exploradores franceses del Mekong. Un recorrido entre templos ocultos, ciudades perdidas y territorios que aún conservan el eco de aquella primera expedición.
ContactoLOS MEJORES MOMENTOS DE ESTE VIAJE
Viaja por el Mekong con Tito Vivas
Explora todos los rincones de Angkor Wat
Remonta un tramo del río Mekong
Prueba el tradicional whiskey de arroz
Exploradores en tierra de templos
Surca las aguas del Mekong y atraviesa selvas, ciudades sagradas y antiguos reinos olvidados. De Luang Prabang a Angkor, un viaje entre leyendas coloniales y vestigios ocultos en la espesura.
DÍA 1
ORIGEN - CIUDAD DE ENLACE
Comienza la travesía rumbo a Vientián, donde aguardan los paisajes intactos del Mekong y las huellas de antiguas expediciones. Vuelo internacional y noche a bordo.
DÍA 2
VIENTIÁN
Tras la llegada al Aeropuerto Internacional Wattay, en el corazón de la capital laosiana, comienza el primer contacto con la antigua Indochina. Traslado al alojamiento y descanso tras la travesía.
Alojamiento.
DÍA 3
VIENTIÁN
La jornada comienza entre leyendas y templos ancestrales. El día se abre paso en Wat Si Muang, santuario cargado de relatos populares y creencias sobre fuerzas invisibles que aún hoy protegen la ciudad.
Más allá de los límites urbanos, junto al Mekong y bajo la sombra del Puente de la Amistad, aguarda el Parque Buda. Entre figuras imposibles y esculturas que entrelazan el imaginario hindú y budista, permanece la visión de un monje que soñó con esculpir su propio cosmos.
Por la tarde, el tiempo parece detenerse en los patios silenciosos del Wat Sisaket, donde miles de imágenes de Buda custodian los muros del último templo antiguo de Vientián. Muy cerca, el Wat Prakeo recuerda los días en que fue morada del Buda Esmeralda, símbolo perdido de un pasado glorioso.
Antes de abandonar la ciudad, el Monumento Patuxay se alza como testimonio de épocas de cambio, y el Stupa That Luang, dorado y solemne, sigue siendo el alma de Laos.
Cuando llegue el ocaso, el Mekong ofrecerá su última escena del día, entre reflejos de fuego y corrientes eternas.
Alojamiento. Incluye desayuno y almuerzo.
DÍA 4
VIENTIÁN - VANG VIEN
Entre montañas cubiertas de niebla y caminos que serpentean junto al río, la ruta avanza hacia Vang Vieng, un enclave suspendido entre arrozales, acantilados de piedra caliza y recuerdos de otro tiempo.
A las afueras del pueblo, la cueva de Tham Chang custodia relatos de refugio y supervivencia. Entre galerías silenciosas y manantiales ocultos, aún resuenan las voces de quienes encontraron aquí abrigo frente a las aguas y las guerras.
Más adelante, la Laguna Azul despliega su calma hipnótica. Un alto en el camino para sumergirse en aguas claras, bajo la sombra de los árboles y el eco de la montaña. Como cierre de la jornada, el río Nam Song invita a recorrer sus orillas desde la cubierta de un pequeño barco, navegando entre paisajes que parecen haber sido dibujados para quienes buscan perderse lejos de los mapas.
Alojamiento. Incluye desayuno y almuerzo.
DÍA 5
VANG VIEN - LUANG PRABANG
Entre montañas cubiertas de niebla y valles esculpidos por el tiempo, el viaje continúa a bordo del tren expreso hacia Luang Prabang, antigua capital del reino de Lan Xang y uno de los grandes centros espirituales del sudeste asiático. Durante siglos, esta ciudad fue cruce de reinos y caravanas, refugio de monarcas y custodio de reliquias sagradas.
Nada mejor para iniciar la llegada que adentrarse en el antiguo Palacio Real, hoy convertido en Museo Nacional. Entre muros silenciosos y vitrinas doradas, aguardan los vestigios de una monarquía que rigió estas tierras hasta mediados del siglo XX. Coronas, tronos y manuscritos revelan la memoria de un país modelado por la fe, la diplomacia y la resistencia frente a las potencias vecinas.
Cuando caiga la tarde, las linternas del Mercado Nocturno encenderán su resplandor entre tejidos, maderas talladas y pigmentos traídos de las aldeas remotas. Bajo este mosaico de artesanos y viajeros, se despliega un fragmento vivo de las tradiciones que aún perviven al ritmo del Mekong.
Alojamiento. Incluye desayuno y almuerzo.
DÍA 6
LUANG PRABANG
Antes de que despunte el sol, las calles de Luang Prabang despiertan con uno de los rituales más antiguos del sudeste asiático. En silencio, una hilera interminable de monjes cubiertos con túnicas color azafrán atraviesa la ciudad recogiendo ofrendas, perpetuando una ceremonia que lleva siglos tejiendo la relación entre la comunidad y sus templos.
Al amanecer, el bullicio del mercado matutino toma el relevo. Entre cestas rebosantes de especias, frutas exóticas y pescados del Mekong, la vida cotidiana de la ciudad discurre sin prisas, como si el tiempo perteneciera aún a otro siglo.
Tras el regreso al hotel y el desayuno, las aguas del gran río marcan el camino hacia Pak Ou. Allí, en las entrañas de la roca, miles de figuras de Buda vigilan desde la penumbra, depositadas durante generaciones por peregrinos anónimos que dejaron su fe tallada en madera y piedra. De regreso, una breve parada permite descubrir los secretos del Lau Lao, el whisky tradicional laosiano, destilado en aldeas donde el oficio se transmite como un legado familiar.
Por la tarde, la ruta conduce al corazón verde del país. La cascada de Kuang Si irrumpe entre la selva con sus terrazas de agua turquesa, custodiada por los últimos osos negros asiáticos rescatados del tráfico ilegal. Entre senderos, miradores y piscinas naturales, la jornada se despide bajo el rumor constante del agua y la espesura del bosque.
Alojamiento. La jornada incluye desayuno.
DÍA 7
LUANG PRABANG
Tras cruzar las aguas del Mekong en ferry, la otra orilla revela antiguos santuarios ocultos entre la espesura. El Wat Chomphet aguarda en lo alto, ofreciendo una de las panorámicas más sobrecogedoras de Luang Prabang, donde los tejados dorados de la ciudad asoman entre la niebla y los ríos serpentean como hilos de mercurio.
Muy cerca, el Wat Long Khoun conserva la esencia intacta de la arquitectura laosiana, con fachadas cubiertas de tallas minuciosas y estandartes rojos y dorados que ondean bajo el sopor de la mañana. Durante siglos, fue lugar de retiro para reyes antes de su coronación, espacio de silencio antes del poder.
El camino sigue hasta Ban Chan, pueblo alfarero asentado junto al río desde hace generaciones. Aquí, el barro se transforma en cerámica según técnicas heredadas del tiempo, y los hornos continúan encendidos como testigos discretos de un oficio que sobrevive al paso de los días.
Por la tarde, la historia vuelve a latir entre los templos de Luang Prabang. Wat Xiengthong, con sus tejados que casi tocan el suelo; Wat May, guardián de relieves dorados; y Wat Visoun, hogar de la estupa de sandía, narran capítulos de fe y linaje real.
Para despedir la jornada —y la ciudad— solo queda ascender los 328 escalones del Monte Phousi. Desde su cima, cuando el sol comienza a descender, Luang Prabang se despliega en todo su esplendor, rodeada de montañas lejanas y atravesada por el rumor incesante de los ríos.
Alojamiento y desayuno.
DÍA 8
LUANG PRABANG - SIEM REAP
Con las primeras luces del día, llega el momento de dejar atrás Luang Prabang y volar hacia Camboya, donde aguardan las tierras sagradas de Angkor. Tras la llegada a Siem Reap, la ruta se adentra en la espesura para descubrir Beng Mealea, uno de los templos más enigmáticos del antiguo imperio jemer.
Lejos de las rutas concurridas, Beng Mealea permanece medio devorado por la selva, con muros derrumbados y pasadizos ocultos entre raíces y piedras cubiertas de musgo. Levantado en el siglo XII bajo el reinado de Suryavarman II, este santuario olvidado guarda el eco de un tiempo en que los dioses de piedra vigilaban desde las alturas y los templos parecían no tener fin.
Al regreso, Siem Reap abre sus puertas con tiempo suficiente para recorrer sus mercados, descubrir los primeros sabores de Camboya o simplemente descansar antes de que comience la exploración de los grandes templos.
Incluye el alojamiento y desayuno.
DÍA 9
ANGKOR WAT
En el corazón del antiguo imperio jemer, la jornada transcurre entre los vestigios monumentales de Angkor. Angkor Thom, la última gran capital de los reyes de Camboya, abre sus puertas de piedra para revelar un universo tallado en roca. En Bayon, decenas de rostros gigantescos vigilan desde las torres, mientras Phimeanakas y las terrazas de los Elefantes y del Rey Leproso despliegan escenas ceremoniales, batallas olvidadas y silencios de siglos.
Desde allí, la ruta avanza hacia Angkor Wat, obra maestra de la arquitectura sagrada, donde relieves infinitos narran epopeyas mitológicas bajo la mirada inmóvil de los dioses. Más adelante, la selva retoma su dominio en Ta Prohm, donde raíces centenarias y muros derruidos componen un paisaje detenido entre historia y naturaleza.
Entre templos, tendrá lugar una ceremonia de bendición tradicional. Bajo el murmullo de los mantras y el incienso encendido, los monjes invocan fortuna y protección para los viajeros que llegan a estas tierras antiguas.
La gastronomía local acompaña el recorrido: almuerzo con sabores jemeres en un entorno tradicional y, al caer la noche, cena con danzas Apsara, donde la elegancia de los gestos y la música ancestral devuelven la voz a un pasado que nunca se ha extinguido.
Alojamiento y pensión completa.
DÍA 10
SIEM REAP
Las aguas del Tonle Sap se abren paso hacia Komphong Phluk, donde la vida flota entre canales y pilares de madera. En este vasto lago, uno de los sistemas lacustres más extraordinarios del mundo, aldeas enteras desafían el ritmo de las estaciones, adaptándose a la crecida y al descenso de las aguas como lo han hecho durante generaciones.
De regreso a tierra firme, la historia más remota del imperio jemer emerge entre los templos del Rolous Group. Bakong, levantado a finales del siglo IX, se alza como la primera gran montaña-templo de Angkor, preludio de una arquitectura que dominaría la región durante siglos. Lolei y Preah Kor completan este conjunto fundacional, entre relieves, estelas y vestigios que narran los orígenes de una civilización destinada a erigir algunos de los monumentos más imponentes del sudeste asiático.
Cuando el día comience a declinar, Phnom Bakheng ofrecerá su cumbre como atalaya. Desde lo alto de este templo piramidal, las últimas luces tiñen de oro la llanura camboyana, mientras Angkor Wat asoma a lo lejos, custodiando el horizonte.
Alojamiento. Desayuno y almuerzo incuidos.
DÍA 11
SIEM RAP
En los espesores de la selva camboyana, Kbal Spean resiste al paso del tiempo como un santuario oculto entre raíces y cauces sagrados. Conocido como “El río de los mil lingas”, este enclave fue tallado durante el reinado de Suryavarman I, cuando la devoción por Shiva llevó a esculpir en el lecho del río decenas de lingas y figuras divinas para consagrar las aguas que, desde aquí, descendían hacia Angkor. La ascensión de dos kilómetros hasta su emplazamiento atraviesa un paisaje abrupto y rocoso, donde la vegetación cierra el horizonte y solo el rumor del agua acompaña el avance. Al alcanzar la cima, las esculturas emergen entre cascadas y pozas naturales, como si siempre hubieran formado parte del relieve del bosque.
La jornada continúa en Banteay Srei, obra maestra de la escultura jemer. Construido en el siglo X y consagrado a Shiva, este templo sorprende por la precisión de sus relieves y la calidez de su arenisca rosada, trabajada hasta alcanzar un nivel de detalle inigualable. Su apodo, la ciudadela de las mujeres, alude a la delicadeza extrema de sus tallas, que parecen obra de manos más finas y pacientes que las de cualquier artesano de su tiempo. Portadas, frontones y devatas decoran cada rincón del recinto con escenas de epopeyas mitológicas y gestas divinas.
Más adelante, Banteay Samre aguarda, envuelto en el silencio de la campiña camboyana. Rodeado por un foso seco y largos muros de arenisca, este templo del siglo XII ofrece un ejemplo excepcional del arte clásico de Angkor, con bajorrelieves que narran episodios del Ramayana y que aún conservan una asombrosa precisión pese a los siglos transcurridos.
Hoy el día incluye alojamiento, desayuno y almuerzo.
DÍA 12
SIEM REAP - CIUDAD DE ENLACE
Tras los últimos amaneceres en tierra jemer, llega el momento de abandonar Siem Reap. Tras el desayuno, traslado al aeropuerto para tomar el vuelo hacia la ciudad de conexión, dejando atrás los templos, la selva y las huellas de un imperio que aún resiste en la piedra.
DÍA 13
CIUDAD DE ENLACE - ORIGEN
Tras días de ruta siguiendo los pasos de exploradores y reyes, solo queda despedirse de estas tierras donde la historia y la selva aún avanzan al mismo ritmo. Que este viaje quede como un capítulo más entre aquellos lugares que resisten en la memoria, donde siempre habrá algo pendiente por descubrir.
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